Conocí a un viejo obispo, muy lejano a esta tierra. Tenía un sentido del humor castellano y leonés y en cada visita pastoral, a su llegada a las escuelas, preguntaba siempre a los niños: "¿cómo son los ojos de la Virgen? Los niños respondían… "negros, verdes, azules…".
El obispo negaba con la cabeza:" lo sabéis, pero no os acordáis"… hasta que terminaba con la incertidumbre infantil proclamando:" los ojos de Virgen son misericordiosos, lo decís en la Salve… vuelve a nosotros esos tus ojos…".
Este verano nosotros los cofrades de la diócesis, estamos preparando la MAGNA MARIANA que aquí se celebra. Vamos a poder mirarnos más de veinte veces en los ojos misericordiosos de la Virgen, con cada bendita imagen.
Si la procesión nos pasa por fuera, todo se nos irá en nerviosos preparativos materiales, de pasos, horarios y cortejos, más o menos complejos, de carácter meramente organizativo. Sin negar las complicaciones funcionales de un acontecimiento semejante, bien haríamos en contemplarnos unos a otros con verdaderos ojos de misericordia, comprensión, ayuda, cortesía y profundo afecto no fingido, o sea, del hondo y sincero, como el que nos propone el Evangelio.
Os convocó y me convocó a vivir LA MAGNA con magnitud de respeto y veneración, profunda oración y amor de hijos verdaderos de la Madre.
Todo este complejo escenario de bellezas, o bien sirve para imitar a María, o no nos servirá de nada. Porque la verdadera devoción a la Virgen consiste en imitar sus virtudes y copiar su interior en nuestro interior: su sencillez, disponibilidad, generosidad, entrega, oración incansable, riesgo en el anuncio de Cristo…
La procesión MAGNA del centenario de la coronación de la Patrona será, externamente, una gloria de Guadix. Deseemos que sea, internamente, una gloria de María por la intensidad de nuestra fe, esperanza y caridad verdaderas, para descubrir que los ojos de la Virgen… son misericordiosos…
Manuel Amezcua Morillas