El Triduo Pascual, que comprende los días jueves, viernes y sábado santo, es el corazón de la Semana Santa . Se nos invita a vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Comienza con la celebración de la Cena del Señor el Jueves Santo, donde recordamos la Eucaristía y el mandamiento del amor fraterno. La Iglesia entra en un profundo espíritu de humildad y servicio, siguiendo el ejemplo de Jesús lavando los pies de sus discípulos.
El Viernes Santo, la atención se centra en la Pasión y Muerte de Jesús en la cruz. Los fieles participan en la Liturgia de la Pasión, meditando sobre el sacrificio supremo de Cristo por la salvación de la humanidad. Es un día de ayuno, oración y reflexión, que nos invita a contemplar el inmenso amor de Dios manifestado en la entrega total de Jesús.
La Vigilia Pascual marca el punto culminante del Triduo Pascual y de toda la Cuaresma. En esta celebración, la Iglesia espera con esperanza y alegría la Resurrección de Cristo. Desde la oscuridad de la noche, la luz de Cristo resucitado ilumina el mundo, disipando las tinieblas del pecado y la muerte.
El Triduo Pascual nos recuerda que, a pesar de los desafíos y sufrimientos del mundo, la esperanza y la vida eterna son posibles a través del sacrificio redentor de Jesucristo.