PROGRAMA DE LA SEMANA SANTA DE GUADIX 2020
RIMAS PARA UNA PASCUA NO FALLIDA
PRÓLOGO
He tardado en recuperar una cita de San Agustín que me resuena interiormente de manera completa: “dame, Señor, lo que pides y pídeme lo que quieras”… es ponerle a Dios una trampa magnífica, pues si nos da el amor total que nos pide, después puede pedirnos lo que quiera. Todo es don.
La Semana Santa también es un regalo, una gracia, otro don… particularmente en Guadix, donde las cofradías se regalan con especial gracia, para darnos cada año una lección de unidad, belleza, bondad y verdad… o sea, de lo que es propio a los seres y, más aún a los seres humanos.
Hace poco, a requerimiento de la parroquia de Santiago, rimé un soneto con evocaciones de mi preciosa infancia:
La piedra del imperio cincelada
y quebrancía de espacios muy quebrados,
en blancura de blancos blanqueada
y en águilas y escudos blasonados.
Plaza desnivelada en tus niveles
que alzas tu torre como flecha al cielo
y contemplas el paso de los fieles
en “pasos” desvelados entre el velo.
Hoy me fluye mi infancia por tu caño
en procesión de años repetida,
distinta siempre e igual en cada año…
¡Si no eres de Guadix te pierdes tanto!
La plaza de Santiago lo es de vida:
teatro de la oración y el gozo santo.
Permíteme ahora, lector amigo, declarar que en semana santa para ser accitano sólo hay que estar en Guadix. Aquí como en la lengua francesa, ser y estar son la misma cosa y Guadix se hace acogida en cada Semana Mayor. Este año sin procesiones, se me ocurre un programa espiritual, interior, poético y, sobre todo orante, para poder preguntar como primer interrogante del itinerario interior: “¿a qué hora sale la procesión que pasa por dentro?”.
Nuestras hermandades, muchas veces, tienen más cuerpo que alma. Un cuerpo musculado y musculoso, lleno de fuerza y de resortes, atlético y triunfal… y un alma que a veces más parece almeja aburrida en ostracismos tan individualistas e inmóviles los del triste molusco bivalvo. El 2020 es un año para ganar en interioridad y pedirle al Señor que nos dé a todos los cofrades lo mismo que Él nos pide: amor, amor, amor:
“Dame Señor lo que pides”,
pues pides amor sin tasa
y una vez que lo hayas dado
“pídeme lo que tú quieras”.
Nuestra oración de Agustín
te esconde trampa severa
y te traba en la manera
de hacer del medio y del fin
un tronco de igual madera:
Te pido el don que me des
para dar lo que requieres,
pues al coronar tu don
coronas lo que Tú eres.
Amor pides y amor das,
dando el amor que recbas:
don que en mi tarea acaba,
trabajo que me regalas.
Principio y fin de la vida:
si me das lo que me pides,
dame el final de esta herida
para que cesen las lides
y alcance el amor total.
¡Pídeme ya lo que quieras,
pues nunca podré negar
que amor pides y amor das!.
La procesión que pasa por dentro habría de ser siempre la más importante, pero ahora, al ser la única, nos ayuda a los cofrades a interiorizar el programa de nuestra semana más hermosa del año.
SÁBADO DE PASIÓN
Soneto del “yo soy” ante Caifás
“Yo soy”, sin más, el nombre más divino…
Señor, eres el que “es”, principio y fin,
sin que “estar” o “tener” y su trajín
te igualen a nuestro loco desatino.
El Pontífice tu razón pregunta,
tu respondes: “yo soy”, y a Dios te igualas,
y el nombre del creador vuela en las salas
donde el triste senado hace su junta.
Ni “poder” ni “saber” se te aventajan,
tan sólo al “ser” concedes importancia
porque los otros verbos te rebajan.
Pues cabalgamos de la soberbia a lomos
hasta encontrar en ti nuestra sustancia,
danos, Señor, buscar ser lo que somos.
Letrillas de la “Rosarico” cuevera
La Gracia de las cuevas
lloró y, a su manera,
llena de rosas nuevas
te hizo nacer cuevera.
E inventó para ti la cofradía
florecida de joven esperanza
que estrena cada día
manojos de rosas de alabanza.
Cincuenta “Avemarías”
como cincuenta rosas:
repetir, entre rezos y memorias,
el recuerdo más bello de las cosas.
Ramo de rosas: Rosario,
ramo de dolores y ternezas,
piropo repetido de un glosario
repleto de bellezas.
Como el enamorado
repite mil veces “te quiero”,
venimos a tu lado
con deseo verdadero
de un rosario ensartado
en cuentas de un sincero,
devoto y confiado,
amor encadenado.
La cadena de cuentas
de luz, gloria, dolor o gozo
te busca a tientas,
y encuentra su alborozo
cuando te encuentra.
“Rosarico” que llora:
queremos bendecirte
Para que nos bendigas,
y para recibirte
como Reina y Señora
de nuestras vidas.
Aquí te llaman “Gracia”
¡Virgen cuevera!
que al llorar como acacia
flores de cera,
eres para al dolor
nuestra farmacia,
y para nuestro amor
la Madre entera.
Soneto a la Virgen del Rosario,
cuyos dolores son nuestros pecados.
Las rosas de este mundo, con ser bellas,
se marchitan de fríos y calores,
no así las del rosario de amores
que ganan en altura a las estrellas.
Dolores de rosario encadenados
muestran tus ojos de misericordia,
porque eres Madre de toda concordia
y te duele el dolor de mis pecados.
Por eso vengo a ti, Madre y Señora,
buscando el cobijo de tu manto
y te requiero, desde este punto y hora,
por testigo de mi sincero llanto,
pues eres del perdón intercesora
y me arrepiento de ofenderte tanto.
DOMINGO DE RAMOS
Oración al Señor de la Borriquilla
El jumento más sencillo
debo ser yo, Señor mío,
para saberte llevar
como humilde costalero:
En este año sin brillo,
con el corazón sombrío,
concédeme el alcanzar
pasos de amor verdadero.
Diálogo filial del Mayor Amor en la plaza vacía
No se abre la catedral,
madre: ¿por qué está cerrada?
hijo: porque hay Obediencia
interior y enamorada,
a un amor de gran verdad
que esconde suprema ciencia:
El bien común es primero
que tu bien particular,
por eso el Mayor Amor
se cierra en la catedral
y abre la trabajadera
de tu obediente manera.
Rima en las Cuevas a la luz y a la Salud
He subido a los cerros
buscando cerca la luz:
y me encuentro con la Estrella
que señala mi Salud.
Si mi Estrella es la humildad
de Cristo al ser traicionado
se curará la ruindad
que me tiene atenazado:
¡En ti, Estrella de luz,
mi Salud he encontrado!.
LUNES SANTO
A la fortaleza que ilumina mi noche
No se enciende el castillo del alma
y está oscura la fortaleza de la vida,
pues sin perdón, se agranda la herida
en un rencor sin luz ni calma.
La Misericordia es fuego en la Alcazaba
¡Castillo de resplandor es el perdón!:
“devolver bien por mal” es la razón
de un amor que todo odio acaba.
Sin antorcha ni bengala,
sólo tu Misericordia,
es ahora dulce memoria
que tu perdón me regala.
MARTES SANTO
A la Virgen del Refugio
Refugio se ha refugiado
en amor malva de madre,
y lágrimas de tristeza
mana el caño de Santa Ana:
Hoy, de ti enamorado
y le cuadre a quien le cuadre,
proclamo esta certeza:
¡Madre malva y soberana,
eres la mayor belleza,
rosa violácea y temprana!.
Al Cristo de la Flagelación
En tu espalda, Señor,
jirones hecha,
por amor de mi amor,
en cada brecha
mi pecado y su horror
con nombre y fecha,
arranca tu dolor.
Me empeño en ser flagelo
que hiere tu inocencia,
e ignoro tu desvelo
porque aprenda la ciencia
que cambie en alegrías este duelo;
tú, la brutal paliza recibiendo
y yo buscando mi consuelo
en los pecados que te están hiriendo.
Triste de mí, si con amor no miras
al que te tiene en la columna atado:
soy látigo lleno de mentiras
¡Pero tú estás de mí, enamorado!
MIERCOLES SANTO
Letanías a la Virgen de la Esperanza
Para los jóvenes que se nos van porque aquí no tienen futuro
DANOS ESPERANZA
Para los mayores que se encuentran más solos
DANOS ESPERANZA
Para los agricultores y ganaderos que trabajan a cambio de nada y menos
DANOS ESPERANZA
Para las familias rotas por violencias espirituales o corporales
DANOS ESPERANZA
Para los padres que no saben cómo superar las dificultades en la educación de sus hijos
DANOS ESPERANZA
Para los hijos que no reciben el mejor ejemplo de sus padres y madres
DANOS ESPERANZA
Para los parados de edad adulta y larga duración
DANOS ESPERANZA
Para librarnos de vanidades superficiales que nos apagan el alma
DANOS ESPERANZA
Para superar todo racismo, directo o indirecto, nacional o extranjero
DANOS ESPERANZA
Para comprender a los que salen de lugares en guerra o miseria sin posibilidad de vida digna
DANOS ESPERANZA
A la Virgen de la Esperanza
La vida, la dulzura y la esperanza
en tu verdor dorado se nos muestra,
eres de nuestro amor Madre y Maestra,
cubierta por tu palio de alabanza.
No hay dolor que tu rostro no refleje,
ni pena que tu cara no transmito
y mis penas se van, Madre bendiga,
con amor que tu amor en mi entreteje.
La catedral se abre en primavera
y un olor de esperanza nos renueva
al proclamar nuestra verdad entera:
si anclas mi corazón en firme puerto
anclado quedará, sin que rechace
tu esperanza de amor cuando está yerto.
Hoy Guadix, ciudad cuatro veces milenaria, en plena posesión de todas mis facultades, declaro: antes siquiera de que la Catedral del alma se me cierre cada Miércoles Santo, se me abre San Miguel para vivir el gozo rendido de amor puro a la Sentencia, la Humildad y los Favores. La noche retoma aire y experimenta aromas de alcazaba para ascender a Santiago y descender por la Concepción. La catedral del alma, o bien mi alma catedralicia de ciudad mitrada, se abre de nuevo de par en par y acoge el colmo de los colmos en cuanto a belleza se refiere.
A Jesús de la Sentencia
A muerte injusta eres sentenciado
en público festín de odio insano,
cuando bastaba un gesto de tu mano
para haberte, de tal sentencia, liberado
¿Qué te movió, Señor, a no librarte,
entre tanta injusticia y cobardía?
¿Qué te hizo resistir con tanta hombría
callando en el sufrir sin desatarte?
“Tu vivir, tu morir y tu pecado
sólo tú -me respondes- tú tan sólo
eres en mi sentencia perdonado”
Tu recibo de amor está pagado,
yo cargo con tu cuenta y con tu deuda:
y en mi sentencia, tú eres amnistiado”.
Fue siempre de esperar la hora y… ¡Ya ha llegado…! de contemplar en un solo paso dos maravillas: Jesús y María juntos en un alarde de arte que hermosea la noche y nos convoca a sentir el santo orgullo de ser accitanos.
Al Cristo de los Favores
Crucificado de suerte
que, en tu amor
y en tu dolor,
no se comprende tu muerte
si no es don de tu favor.
Favorece al alma mía
que busque tu gloria entera:
iya el corazón me decía
que tú amas de tal manera
que resistir no podría!
Al verte crucificado
ya no te pido favores:
te pido que mi pecado
no me llene de temores.
Pues soy pecador amado,
remedia tú mis temblores
y tenme siempre abrazado:
ique has muerto por mis amores!
Hay verdades que no admiten discusión: detrás del último no va nadie, antes del primero, ninguno. La poesía española tiene dos partes: San Juan de la Cruz y el resto. Así también, la escultura de la Semana Santa de Guadix se divide en dos grandes mitades: La Virgen de la Humildad… y todo lo demás.
A la Virgen de la Humildad
Torcuato había de llamarse
quien tu rostro fabricara,
para que Guadix llorase
al contemplar esa cara.
Humilde Ruiz del Peral
artista de cuerpo entero,
logró en ti el pedestal
de su arte noble y certero.
Su gubia hizo cumbre tal
de tallista y carpintero,
que la madera al tallar
pensaba en el costalero
que te había de portar.
Lo vio diestro en el callar
humilde bajo el costero,
y para dejarle hablar
a ti te esculpió un puchero
de madre que ama al llorar.
Torcuato había de llamarse
quien tu rostro fabricara
para que Guadix gozase
al contemplar esa cara.
JUEVES SANTO
¡Cuatro fiestas en una!: institución de la Eucaristía, mandato del amor, instauración del sacerdocio, jornada de caridad…, inicio del Triduo Sacro.
Proposición de amor total a Cristo ante el Monumento
Día del amor fraterno,
porque Tú hoy me mandas
aquello que necesito:
En un abrazo eterno
como en los amores andas
regalas amor bendito.
Trampa hay en tu propuesta
pues el amor que me habita,
sin remedio me supera.
Escucha pues mi respuesta:
dame el amor que repita
mi latir a tu manera.
Con un solo corazón:
¡tanta es mi necesidad!,
los dos, amando en razón.
Vigilia personal o comunitaria de oración ante el monumento del Jueves Santo.
Oración de San Juan Pablo II
“Quédate con nosotros, Señor”
Quédate con nosotros hoy y quédate de ahora en adelante, todos los días, según el deseo de nuestro corazón.
Quédate para que podamos encontrarnos contigo en la plegaria de adoración y de acción de gracias, en la plegaria de expiación y de petición.
Quédate, tú que estás simultáneamente velado en el misterio eucarístico y desvelado bajo las especies del pan y del vino que has asumido en este sacramento.
Deseamos adorarte cada día y cada hora a ti, oculto bajo las especies del pan y del vino para renovar la esperanza de la “llamada a la gloria” cuyo comienzo lo has instituido tú con tu cuerpo glorificado “a la derecha del Padre”.
Señor, un día preguntaste a Pedro: “¿Me amas?”. Se lo preguntaste por tres veces. Y tres veces el Apóstol respondió: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”.
Que la palabra de Pedro se exprese por medio de nuestra adoración, hoy y todos los días.
Que todos los participamos en la adoración de tu presencia eucarística demos testimonio y hagamos resonar por todas partes la verdad encerrada en las palabras del Apóstol:
Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo. San Juan Pablo II.
SALMO DE ALABANZA COFRADE
Todos: Gracias porque somos la gran cofradía universal de la Iglesia.
( a dos coros si es posible)
Nosotros, tus cofrades, adoramos tu presencia en el Divino Sacramento.
Te alabamos porque unes tu amor inmenso con nuestro pobre amor.
Aclamamos la grandeza de tu misericordia y tu bondad.
Tú quieres acercarte a nosotros más que nosotros a ti:
ayúdanos en tu encuentro con cada uno y con todos en hermandad.
Señor, hoy no nos conformamos con venerar tu imagen, o la de tu Madre,
hoy queremos adorarte a ti y reconocer tu amor para con nosotros.
Te damos gracias porque a pesar de todo, siempre esperas nuestro pobre amor.
No te cansas Señor de nuestras contradicciones y titubeos, de nuestras divisiones.
Tu amor siempre es más grande que nuestros pecados.
Proclamamos tu grandeza porque nos ayudas siempre:
buscas nuestro amor, en el interior de la conciencia, para unirlo al tuyo.
Buscas nuestras familias para hacerlas espejo de tu unidad.
Buscas nuestros matrimonios para que sean reflejo de tu amor.
Buscas nuestros trabajos para completar tu creación y transformar tu mundo.
No te cansas de buscarnos en tu Iglesia, la comunidad en la que somos tu sacramento.
Por el Bautismo nos has hecho “Pueblo de tu propiedad”.
Y nos regalas la más alta dignidad del mundo: ser tus hijos.
Y nos buscas en la más grande responsabilidad: ser de verdad hermanos.
Gracias porque nos llamas para ser la gran Cofradía Universal: la Iglesia.
Tú, Señor, convocas a tus cofrades por la hermosura de tu belleza.
Y nos reúnes en torno a las imágenes que la reflejan.
Y el arte de los hombres, su música y sus esculturas, su plata y sus bordados,
nos acercan al esplendor de tu gloria,
por medio de la belleza con la que tú te nos manifiestas.
Hoy, queremos adorarte en la sencillez del pan, humilde y vivo,
reconfortante don para saciar nuestra hambre de ti,
Y para que Tú sacies tu hambre de nosotros.
“El que come mi carne y bebe mi sangre, está en mi y yo en él”.
¡Gloria al sacramento que te humaniza a ti y nos diviniza a nosotros!.
Hoy no nos conformamos con venerar a tus imágenes simbólicas.
Ahora queremos adorar tu presencia real y verdadera en el Sacramento de tu amor,
que es camino hacia los más pobres de la tierra,
transforma nuestra devoción en compromiso,
y es signo de la gloria que nos preparas.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos
Todos: Gracias porque somos la gran cofradía universal de la Iglesia.
ALABANZA DE LA PRESENCIA DE CRISTO
Todos: Tú estás vivo y presente entre nosotros.
Nuestra cofradía quiere alabarte por tu presencia en nosotros.
Cada uno, a pesar de nuestros pecados, es otro Cristo por el Bautismo.
Tú estás vivo en nosotros por amor, sin que te importe mi infidelidad.
Tú me buscas cuando te soy fiel, y más todavía cuando te soy infiel.
Tú eres el amor en mi vida más íntima. Tu reino está dentro de mí.
Nuestra cofradía quiere alabarte por tu presencia en la Palabra.
La Sagrada Escritura te hace presente en nuestras vidas.
El Evangelio nos llega vivo a través de los testigos que pueblan los siglos.
No es un libro antiguo, sino un mensaje viviente en la existencia de los creyentes.
La Palabra de Dios nos convoca a seguirte: quien escucha al apóstol te escucha a ti.
Nuestra cofradía quiere alabarte por tu presencia en la comunidad.
La Iglesia entera es el signo de tu amor, con todas sus grandezas y sus miserias.
La comunidad “católica” es universal y se hace particular en cada comunidad.
Las diócesis, parroquias y hermandades, te hacen presente en la historia de los hombres.
Donde dos o más estamos en tu nombre, estás tú.
Nuestra cofradía quiere alabarte por tu presencia en los más pobres.
Cada ser humano lleno de carencias, eres Tú, bajo distintas apariencias.
Tú eres el encarcelado y el enfermo, el hambriento y el desnudo, el triste o el solo.
Tú eres el inmigrante, el esclavo y el oprimido: te acercas vestido de pobre.
Lo que hagamos a ellos, te lo hacemos a ti mismo en persona.
Nuestra cofradía quiere alabarte por tu presencia en la Eucaristía.
Tu cuerpo y sangre no son meros símbolos, sino la plenitud de tu ser en nuestro ser.
Adoramos con nuestro pequeño amor frágil tu amor divino.
Nuestro amor es cambiante e inconstante, el tuyo perfecto y eterno.
Gracias porque al comulgar estás en nosotros y nosotros en ti.
Gloria…
Como era…
Todos: Tú estás vivo y presente entre nosotros.
Celebrante: El Señor esté con vosotros.
Todos: Y con tu espíritu.
C.: Lectura del Santo Evangelio según San Juan.
T.: Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Yo soy el pan de vida que ha bajado del cielo. El que come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él, porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día.
C.: Palabra del Señor.
T.: Gloria a ti Señor Jesús.
(Homilía y momento de silencio)
C.: Oremos a Dios, presente ennuestras vidas:
-Por la Iglesia, la gran hermandad extendida por el mundo, por encima de las fronteras de las naciones, formando un solo pueblo, el “Pueblo de Dios”,
T.: – para que todos nos sintamos y vivamos como hermanos por el bautismo, alimentados por la Eucaristía.
-Por los que tienen responsabilidades en el gobierno de nuestra hermandad: el Papa, nuestros obispos y sacerdotes
– para que iluminados por la Palabra de Dios, actúen según el Espíritu Santo y nos conduzcan por caminos de paz, justicia y amor.
-Por los responsables de nuestra cofradía, los primeros servidores de todos los demás hermanos,
– para que reciban aprecio y colaboración de todos y sepan crear lazos de unidad, concordia, amistad y sincero compromiso cristiano.
-Por todos los pobres del mundo, especialmente por aquellos que tenemos más cerca: los solos, los tristes, los desamparados o los padecen en su cuerpo o en su espíritu,
– para que nuestra caridad fraterna nos muestre caminos solidarios auténticos y nuestra cofradía se abra totalmente al dolor de Cristo en los necesitados.
-Por las todas hermandades, para que nuestra veneración por las imágenes sagradas sea un camino hacia la adoración perfecta del Dios verdadero, presente en la Eucaristía,
– y aprendamos a adorar en “Espíritu y en verdad”, como quiere el Señor en su diálogo con la Samaritana, lejos de toda idolatría y fetichismo.
-Por todos y cada uno de los cofrades, para que lejos de cuidar sólo las formas externas, nos ocupemos más en las actitudes interiores de amor a Dios,
– y el amor al Señor nos conduzca a un verdadero y profundo amor a nuestro prójimo, sin sectarismos y en comunión con toda la Iglesia.
Celebrante:
Tú, Señor eres el Dios vivo y verdadero, realmente presente en el Sacramento de la Eucaristía. Ayuda a nuestra hermandad a encontrarte en lo profundo y bello de tu vida en nosotros. Tú quieres venir a nosotros y te regalas a cada uno, esperando pacientemente nuestro amor a ti y a los hermanos; danos tu inmenso amor que fortalezca el nuestro, tan débil e inconstante, para que juntos, podamos vivir en tu misma vida. A ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
T.: Amén
SONETOS PARA LA ADORACIÓN DEL SANTÍSIMO: Cristo Pan y Vino
Pan vivo
“Yo soy el pan de vida”, dice el dueño,
que se ofrece en la siembra y la molienda
como trigo granado, en el empeño
de alimentarme hasta que yo comprenda
que “si el grano no muere es infecundo”,
pero enterrado, segado y molido,
sacia de veras el hambre del mundo
cuando amanece en pan recién cocido.
Pues que tuya es la sementera
y eres dueño del horno y del molino,
déjame ser harina verdadera
que alimente contigo a mis hermanos,
y tríllame a vueltas en tu era
y amásame con tus divinas manos.
Vid verdadera
“Yo soy la vid y vosotros sarmientos”
nos dices de ti mismo con ternura
y me invitas a unir mis sentimientos
al cuajado racimo de tu uva.
¿Qué te lleva, Señor, a vendimiarme?.
¿Porqué soy tan necesario en tu lagar?.
Tu gracia, ¿Porqué afanas al podarme
si es en mi tan baldío tu labrar?
¿Para qué necesitas mi pulpejo
que estorbe tu solera y tu crianza
con la inutilidad de mi pellejo?.
Sin tu sarmiento mi viña no está entera,
te quiero – dices – pecador y viejo,
unido a mi, que “soy vid verdadera”.
Sugerencia de compromiso cofrade de cada hermano mayor, para leerla íntimamente, o comunitariamente si se desea, ante el Santísimo Sacramento cada Jueves Santo cofrade.
Hermano Mayor
Dame Señor ser honrado
y a todos favorecer,
sin que me deje vencer
por rencor ni por pecado.
El buscar dame, Señor,
en todo tu santa gloria,
y dejar en la memoria
del servicio lo mejor.
Pues tú viniste a servir
pero no a ser servido,
sea este mi sentido,
sin ofensa y sin herir.
Que tu santa Cofradía
crezca por tu amor y entrega
y, pues es tuya la brega,
no la considere mía.
Pues no es de mi propiedad
este cargo que me excede,
dame tu gracia y concede
fe, esperanza y caridad.
Que a todos trate de igual
y sepa hilar la unidad,
que acepte con humildad
la corrección fraternal.
Que la amistad siempre anime,
y acepte al colaborar
a quien desee trabajar
con ánimo y gozo firme.
Que sepa representar,
con la clásica elegancia
del que deja la fragancia
de aprender y de enseñar.
Y me esfuerce en agrandar
nuestro acervo y patrimonio,
antes en el testimonio
de a todos servir y amar.
Pues es una cofradía
familia de la bondad,
ámbito de la amistad
y escuela de cortesía.
Que los pobres sean primeros,
pues tu imagen viva son,
los tenga por galardón
de mis esfuerzos y anhelos.
Así juro que ha de ser,
desde este punto y hora.
María, Madre y Señora,
me ayude en este quehacer.
Si así lo llego a cumplir,
con las reglas por delante,
Dios me premie mi servir
y si no te lo demande.
Amén.
El Jueves Santo en la tarde, Guadix se hace más Guadix que nunca, en uno de sus espacios urbanos más caracterizados e irrepetibles. La plaza de Santiago se quiebra en mil perspectivas diferentes para asombrarse de sombras que cambian a cada hora y ofrecen otras tantas mil panorámicas diversas. Si alguien hubiera alguna vez imaginado un espacio común, para el anfiteatro de la excelencia de este teatro sacro que es la Semana Santa, jamás hubiera alcanzado la perfección de esta plaza blanca y única.
Al Soberano Poder
No pudo caber más llaga
ya no cupo más herida,
no hay amor más consumado
que el de la sangre vertida
por el pecador amado:
¿Qué quieres Señor que haga
al verte tan lacerado?
ante ti arrodillado
con el alma en carne viva
tu respuesta se ha escuchado:
“Tú que pasas, mírame
y contempla bien mis llagas
y verás cómo me pagas
la sangre que derramé”
No puedo pagarte nada
ni hay precio que sea capaz
de poner tasa a tu amor:
pues siendo yo pecador,
tus heridas me han curado
y tu cuerpo lacerado
mis pecados ha comprado:
al perderte me has ganado.
Si amor con amor se paga
toma mi amor entregado
y sé, “Ecce Homo” soberano,
quien me tome de la mano
para amar más a mi hermano.
A la Virgen de las Lágrimas
La noche viste azul sereno y bello
y el rocío de tus lágrimas desgrana.
Envidiando tu plata y su destello
las estrellas se asoman con tal gana
que dijéranse locas de afición
por contemplarte limpia, noble, hermosa
azul y blanca en Pura Concepción,
Inmaculada Virgen primorosa.
Danos Señora, pues nos quieres tanto,
amor para sentirnos más hermanos
limpiados del pecado por tu llanto.
Restaura tú, a través de nuestras manos,
al pobre, para que bajo tu manto
tus lágrimas, nos hagan más cristianos.
A Jesús Nazareno “El Llavero”
Tienes la llave en tu mano
por librar del enemigo
las monjas del convento,
ábreme para el hermano,
mientras tu llave bendigo,
el alma en cada momento.
Que al enemigo perdone,
que no cierre el corazón
y la cruz sepa aceptar.
Que la fe nunca abandone,
Y que sepa dar razón
de tu evangelio al hablar.
Porque tú eres mi “Llavero”
en el cerrar y el abrir,
yo quiero ser el primero
después de ti, para ir,
con paso de costalero
viviendo tras tú vivir.
Tengo que reconocer
que en la cruz y en el costero,
yo a ti no te se mecer
y eres tú mi costalero
que me sabe sostener:
Llavero” del alma mía,
cargando, noble y sereno,
mi capataz y mi guía
Jesucristo Nazareno!
El silencio es un valor que no está en alza. Parece como si necesitáramos sonidos constantes que convertimos en ruidos. Me emociona cada año una procesión del silencio y el silencio de una procesión. Si no fuera por momentos diarios de silencio yo sería peor persona: el silencio es el rumor que hace Dios cuando pasa.
Soneto de la luz del mundo
“Yo soy la luz del mundo”, me aseguro
y eres faro en la noche de penumbras
que vence del pecado las negruras
cuando en la oscuridad el alma alumbras.
“¡Vosotros sois luz del mundo!”, clamas,
y apagado candil me reconozco
sepultado bajo el celemín tosco
que humea solo, sin arder en llamas.
Pues de ser luz compartes condición
con quien ignora cómo iluminar,
sopla el rescoldo de nuestra oración
para que, suavemente, sin fulgores,
el pobre amor de nuestro corazón
se avive al calor de tus amores.
VIERNES SANTO
Ya no sé si el Viernes Santo de Guadix está hecho para ver a Dios o para que Dios te vea; para contemplar a la Virgen o para dejarse contemplar por ella. Sea como fuere, son pocas las ocasiones a lo largo del año en que Guadix se reconoce así misma con mayor plenitud que en estos días grandes de la semana más bella del año.
Es importante actualizar los recuerdos que van más allá de la simple nostalgia o de la pura añoranza: vienen a ser actualización completa de lo mejor de nuestra memoria, entendimiento y voluntad… las tres potencias del alma cuando están despiertas. Lo mejor del Viernes Santo es su luz, aunque esté nublado y amenace aguas, al fin y a la postre, la lluvia también es cofrade y a veces sale a la misma hora de la procesión. Eso sí, es una cofrade egoísta, cuando ella sale, los demás nos quedamos en la iglesia… es esa cofrade exclusiva que siempre quiere llevar razón e impide todo crecimiento por su ímpetu húmedo de soberbias, vanidades y protagonismos. La lluvia en Viernes Santo es una adolescente empecinada que empieza enfadando y termina haciendo llorar por lo irremediable. Remito a los padres y madres a sus luchas familiares con quinceañeros sucesivos o simultáneos.
El Viernes Santo es tensión interior parecida a la del tambor de pellejo estirado hasta resonar por redobles en la percusión del recuerdo que porracea interiormente… en vivencia de infancia, en ímpetu de juventud, en lloro de ausencias durante la madurez y, a veces, soleras tras crianzas de memorias difuntas: el Viernes Santo, los que más nos han y más hemos querido… están particularmente presentes.
Ignoro porqué tanta gente vive con pasión una cordialidad única, diría que menos expansiva pero más elegante que el día de Navidad… de compañero a compañero… amistosa, cordial, familiar… acaso porque “Compañero” es el que conmigo parte el pan y hay días en que Guadix trasforma el compañero en cofrade, hermano, miembro de la misma universal cofradía humana que en cristiano se llama Iglesia.
“Iglesia” quiere decir “asamblea” en griego ahora bien, mientras la asamblea helenística era solo de notables y se centraba exclusivamente en los asuntos y problemas de la “polis”, la ciudad… la “exclessia” cristiana es igualitaria y en ella caben todos, no sólo los ricos influyentes, sino también los artesanos y hasta los esclavos. Por otra parte, no se dedica a mirarse en sus propios problemas, sino a proyectarse sobre el universo humano: “eclessia catholica”, o sea, “asamblea universal”. En Guadix pocas veces lo es tan ajustadamente como el Viernes Santo. Quizá porque la catolicidad exige, por su propia naturaleza la ruptura de toda frontera, barrera y división. El viernes santo es el día de la unidad accitana.
A la Virgen de la Amargura
No se cansa mi alma de mirarte
mientras paseas llorosa tu amargura,
tan señora, tan bella, tan segura
del amor de Guadix al contemplarte.
En seguir a la Luz eres maestra
cuando luces en tu esplendor sereno,
el fulgor que nació en humilde heno
y ahora crucificado se nos muestra.
Concédenos ser luz, enamorada
el alma del que es Luz, por esencia
y nos manda ser luz enarbolada
en antorcha que anuncie su presencia.
No en balde, Madre, eres proclamada
luz de la Gracia y del pecado ausencia.
A San Juan Evangelista
“Madre, aquí tienes a tu hijo,
hijo, ahí tienes a tu Madre”
Cuando todos corrieron
y no estaban,
los cobardes huyeron,
se ausentaban…,
uno entre la docena
de amigos del Amigo,
para sufrir tu pena
se quedó contigo.
Uno bastó entre todos
para aceptar el magno testamento
que, desde aquel momento
nos limpia nuestros lodos:
Cristo, desde su madero
por entregar a su Madre,
hizo de ti “el Heredero”,
Juan, contigo estaba yo
recibiendo aquella herencia
porque, muriendo, me amó
con tal extremo y tal ciencia
que a su madre me legó.
Gracias al joven discípulo
y a su honra y valentía
puedo, sin ningún escrúpulo,
¡llamar mi madre a María!.
De todos seas alabado
en tu recia condición
por valiente y por amado,
recibe Juan mi oración
pues por ti, se nos ha dado
Madre de tal bendición,
y en tu valor soy honrado
con tal alta filiación.
A la Virgen de los Dolores
Rompieron tu Angustia en mil destrozos
cual nuevo martirio torturante,
urdiendo la violencia en el instante
de un tiempo lacerado de sollozos.
Alguien supo guardar tu rostro eterno
porque Guadix no quedara sin madre,
y rehacer la manera en que te cuadre
lágrima pura y puchero tierno.
De la pérdida que más ha llorado
desde aquel mismo punto y hora,
Guadix se sintió recuperado:
pues en ti, del dolor Madre y Señora,
se supo rehecho y restaurado,
en su Angustias, patrona y bienhechora.
Las horas que van desde las tinieblas de las tres de la tarde de aquel primer Viernes Santo, hasta el atardecer en que, apresuradamente, se entierra a Cristo antes del inicio del descanso sabático, tienen un protagonista en el trajín de urdir la trama de un lienzo de amistad: José de Arimatea. Es rico, es senador, es influyente, tiene sepultura sin estrenar y un lienzo nuevo… que será universalmente conocido como la Sábana Santa. Pero, sobre todo tiene valentía de amigo para trajinar ante Pilatos el trasiego de una excepción que recupere la dignidad de alguien al que ama, a pesar de la indigna sentencia y ejecución de un reo inocente. La tarde del Viernes Santo es tarde de amistad. José de Arimatea es amigo de Jesús y no le duele poner su nombre en solfa para hacerle un bien al amigo, a quien todos han abandonado. José de Arimatea y sus regalos póstumos son los luceros de amistad que brillan en la oscura tarde del Viernes Santo…, acaso para demostrarnos que ser amigos, es una de las cosas más hermosas y hondas que se pueden ser en este mundo.
Al Cristo del Descendimiento
No entiende el entendimiento
cual fue la razón de amor
para verte descendiendo
al abismo del dolor.
Cristo del Descendimiento
al mirar tu cuerpo yerto,
no se si alcanzo y entiendo
por qué tú, inocente, has muerto.
Si el culpable yo soy
de tanta guerra y pecado,
y no sé si vengo o voy
por mis odios agobiado:
¿Qué te mueve a ser mi amigo.
si a mí, con mi independencia
me estorba el estar contigo
en mi loca suficiencia?
¿Por qué te empeñas, Señor
en restaurar con afectos
toda mi ira y rencor
mi soberbia y mis defectos?
Sólo encuentro una razón
y argumento suficiente:
¡Tú, tienes un corazón
que me ama infinitamente!
Al santo sepulcro
Es privilegio estrenar sepultura
de oscuridad total de día primero
en que Dios nos recrea por entero,
trocando nuestra muerte en vida pura.
Mas no bastó a la tumba con ser nueva
para albergar de Dios toda la fuerza,
que era mucho poder, mucha belleza
para quedar en tan pequeña cueva.
El alba de la creación es nada ahora
si se compara con este nuevo día
de potencia y de fuerza redentora.
No vencerá la muerte destructora
la batalla de Dios, en la porfía
del mundo que amanece en esta aurora.
A la Virgen de la Soledad
Clavos, látigos, cruz y martillazos,
heridas por espinas, bofetadas,
empujones, insultos y patadas,
risas, intrigas, odio y salivazos,
la argolla ensangrentada que encadena
las manos de este joven carpintero,
que me están destrozando por entero
con furia de chacal e ira de hiena.
¿A qué tanto dolor al inocente?,
¿porqué coser con clavos al más puro?,
¿para qué dar la muerte al Gran Viviente?.
María, en tu Soledad, das la razón:
Él quiere el lugar último y más duro
para salvarle al hombre el corazón.
Y pues que hoy mi amor está en mi duelo,
Venid a mí y encontraréis consuelo
A la Soledad de María
Dios te salve María, de gracia llena,
Madre de Soledad más dolorosa
que lloras tan serena y tan hermosa
las lágrimas amargas de la pena:
Son mis pecados, Madre, los causantes
de tu triste dolor y desconsuelo
y, fiado en tu amor, traigo el pañuelo
que seque de tu rostro esos diamantes.
Cada lágrima tuya es una herida
cuya razón es mi loco pecado,
por eso, en la enmienda de mi vida,
ayúdame para enjugar tu llanto:
cambia la insensatez de mi pasado,
cúbreme de perdón bajo tu manto.
A la Virgen de la Soledad coronada
Quinientos años del más cumplido gozo
tras de siglos de amor bien ofrecidos,
nos traen ante tu rostro, más que hermoso,
para mirar tus ojos doloridos.
“Esos tus ojos misericordiosos”
vuelve a nosotros, ante ti postrados
como hijos devotos y amorosos
y cofrades en tu mirar prendados:
pues no existe desolación y duelo
que, tras una sencilla Avemaría,
no encuentre en ti su paz y su consuelo.
Nadie está sólo en ti, Soledad nuestra,
pues eres tú la suave compañía
en que el Divino Amigo se nos muestra.
La corona canónica ofrecida,
te ensalza como la Madre y Maestra
de cada primavera florecida.
CELEBRACIÓN DE PASCUA
NOTA
Es aconsejable explicar que cada domingo la Pascua se renueva, que la Vigilia Pascual tiene su eco en la Misa dominical, y esta a su vez, su eco en la Eucaristía diaria, de manera que la Pascua, la gran fiesta de los cristianos, reverbera en su propia significación durante todo el año.
No siempre es Adviento o Cuaresma, pero siempre es Pascua. Esta presentación de los dones de la Pascua puede incluirse en la Misa de cualquiera de los domingos del tiempo pascual, o en una liturgia de la palabra que incluya las lecturas propias de este tiempo, e incluso la renovación de las promesas bautismales, si no se hizo en la Vigilia Pascual por parte de la mayoría de los cofrades.
Los signos pascuales
Los grandes signos de la Pascua son: la luz del cirio pascual, el agua de la pila bautismal, la Palabra de Dios que nos alimenta y el banquete eucarístico que anuncia la plenitud de Dios en nosotros.
Presentamos la luz
El cirio pascual, solemnemente revestido de honores en la celebración, preside nuestros bautismos y nuestros entierros, el principio y el fin de nuestra vida terrenal, como anuncio de la luz de la vida eterna que Cristo ha ganado para nosotros. De este cirio se toma la luz que se reparte a las familias de los nuevos bautizados. De manera simbólica, esta es la luz única de nuestros cirios cofrades.
Cristo dice: “Yo soy la luz del mundo y el que me sigue no camina en tinieblas”; y también afirma: “Vosotros sois la luz del mundo”. Cada hermano de nuestra cofradía está llamado a iluminar con sus buenas obras a los demás, según nuestra pertenencia a la gran cofradía universal, que es la Iglesia de los que seguimos a Jesús.
Presentamos el agua
Según escuchamos en la Pascua, por boca del profeta Ezequiel, Dios nos dice: “Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará. De todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar. Y os daré un corazón nuevo: arrancaré vuestro corazón de piedra y os pondré un corazón de carne”.
Por tanto, nuestra hermandad, que lo es de bautizados, quiere vivir en permanente purificación bautismal y ser fecundada por el riego del agua que nos cambie el corazón según la ternura de Dios. Somos bautizados y esta es la fuente inagotable de nuestra verdadera condición cofrade, esta es nuestra verdadera hermandad.
Presentamos la Palabra
La Palabra de Dios es nuestro verdadero Libro de Regla, pues no solo contiene el estatuto del amor perfecto al que aspiramos como cofrades, sino el modo de vivir nuestra vida diaria en la familia, el trabajo, la sociedad y todos los aspectos de la existencia humana.
Por la Palabra de Dios, Cristo se nos acerca y nos ayuda a acercarnos a él. De esta cercanía brota la amistad mutua entre Cristo y el cristiano.
Con el salmista, los hermanos de nuestra Cofradía también queremos decir: “Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero”. Ayúdanos a conocer, comprender y vivir tu Palabra, para que toda nuestra vida sea un reflejo de tu amor.
Presentamos el pan y el vino
El pan y el vino son los dones que se convierten en tu cuerpo y sangre, y renuevan tu Pascua, Señor. Tú, Cristo, entras en comunión con nosotros, y nosotros contigo, por medio del sacramento de la Eucaristía. También la comunión nos lleva a la unidad con toda la Iglesia y con la humanidad entera.
Tus cofrades, Señor, queremos formar parte del misterio de comunión que es tu Iglesia, edificada sobre el cimiento de los apóstoles y plantada en el mundo.
La Pascua nos edifica como un pueblo renovado en la santidad de tu amor. Ayúdanos para que sepamos manifestar ante el mundo tus maravillas, unidos a Ti y unidos entre nosotros y con toda la comunidad.
(Esta presentación de los signos pascuales se inscribe dentro de la celebración eucarística o bien de la liturgia de la palabra, con textos apropiados a cada cofradía, pero para nada suple la GRAN VIGILIA PASCUAL.)
Al Cristo Resucitado y la Virgen de la Victoria
Vida de vida viviente
y de amor resucitado
que has vencido a la muerte
y estás de mi enamorado:
plenitud de vida eterna
que enciendes en mi tu fuego
cirio, antorcha y lucerna
que iluminas mi sendero.
Te quiero porque le das
muerte al pecado primero
y porque, luego, me has
llenado de vida entero,
Te quiero, porque te quiero,
sin más causa ni razón,
te quiero más que al dinero,
lo digo, de corazón.
Me da la gana quererte,
llenarme de tu ilusión
y acudir para verte,
Cristo de Resurrección
triunfante sobre lo inerte
en gloriosa procesión.
Pues gracias a mi bautismo
que me ha sembrado en tu amor
puedo vencer mi egoísmo
y superar mi dolor.
Y tu primera Victoria
es la Virgen, Madre mía,
el reflejo de tu gloria,
cenit de sabiduría,
elogio de la memoria,
colmo de toda alegría.
Cristo Resurrección y Vida
“Yo soy la resurrección y la vida"
te dije, Marta amiga, en aquel duelo
en que llorábamos de Lázaro la ida
en medio del dolor y el desconsuelo.
“Si tú hubieras estado no habría muerto”
dijiste, entre el reproche y el anhelo,
pero van ya tres días que yace yerto
sin que pueda secarse mi pañuelo.
“¡Sal fuera!”, le grité fuerte al hermano,
pues la tumba es estancia pasajera:
¡desatadle de vendas pies y manos!,
¡que cada cementerio es dormitorio,
casa – cuna de vida verdadera
y de la eternidad el paritorio!.
CONCLUSIÓN
Acaso, cristiano amigo y “colega” cofrade, estas rimas y estos versos, estos textos bíblicos y estas reflexiones, puedan ayudarte a vivir una Pascua no fallida y una Semana Santa en que la procesión, sin más remedio, ha de pasar por dentro. Que lo esencial es invisible a los ojos, lo sabemos, mucho antes de “El principito”, por el mismo Evangelio. La esencia de la fe, de la esperanza y del amor, reside en los más íntimo de nuestra alma. Es por ahí por donde transita la procesión y es ahí donde debe celebrarse la parada o “estación” de este año tan singular. La Semana Santa de los enfermos y de los difuntos es este año nuestro Calvario y nuestro duelo, en la esperanza de una primavera del espíritu resucitada, resucitante, resucitadora y … al fin, cristiana.
Manuel Amezcua Morillas.
Delegado Episcopal HH. CC.